Compacidad y Luz cenital
Algunas de las características principales que definen la compacidad es el configurar el programa en un volumen simple, y la superposición de plantas independientes. Es decir, pisos configurados de manera muy diferente, o diferentes espacios colocados uno encima del otro que no necesariamene tienen una relación coherente entre sí. Las distintas secciones también pueden ser diferentes no sólo por causa de la configuración de la planta, de modo que encapsular un programa en un volumen simple no significa necesariamente simplicidad, sino, un orden de la complejidad. Esto se pudo ser posible gracias a la libertad que a modernidad había brindado a a arquitectura en su tiempo. Lo mencionado anteriormente ha de completarse con la luz cenital, y con los sistemas de entradas de ésta, que al modo de huecos o fenestraciones, penetran el volumen para resolver la ventilación y la iluminación de este. Estos sistemas son participes de la complejidad y diversidad de plantas y secciones, y también suponen la fuerte intervención de la cubierta, que se convierte así en un elemento fundamental y esencial por ser el encargado de dotar al edificio de tragaluces y lucernarios.
Por ejemplo, en la planta principal y última, las salas cuadradas se presentan en seis tamaños diferentes, algunos repetidos y otros no, mientras que las salas rectangulares suman un total de trece y son todas distintas entre sí. Las salas cuadradas forman un tipo específico con sus correspondientes linternas cuadradas y conservan su forma aunque varíen en tamaño. Esto lo que demuestra es la validez de esta forma en diferentes escalas y la convierte en un arquetipo similar a lo clásico. Por otro lado, las salas rectangulares experimentan distintas fuentes de luz cenital. Algunas tienen linternas rectangulares de diferentes proporciones y tamaños, y se ubican en diferentes posiciones, otras tienen tragaluces altos y cubiertas de cristal. Además, hay una amplia sala cuadrada de tres alturas que funciona como un patio, con una singular cubierta de cristal. También está el amplio vestíbulo principal que recibe luz a través de una serie de estrechos y largos tragaluces paralelos, similares a los del Museo Thyssen.
Es evidente que a la hora de diseñar es fundamental tomar en cuenta elementos como la función, la compacidad y la luz cenital. Diseñar lucernarios y tragaluces debe ser una parte del proyecto cuya importancia y cuidado no puede ser ignorada. Por otro lado, Rafael Moneo, al igual que Ghery con la casa Lewis, experimentó con los museos hasta lograr aplicar sus estrategias eficientemente. Claramente, Moneo no solo se distingue por ser un arquitecto que se rige por la función, lo académico y lo clásico. Sino que también aprovechó la libertad modernista para desarrollar nuevas estrategias de diseño que revolucionaron la arquitectura.
CLAUDIA V. PEÑA
KAMILA R. CEPEDA
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